jueves, 17 de septiembre de 2020

Anorexia y autismo (II)

 Una parte importante de la población TEA parece presentar también anorexia nerviosa (AN). A su vez, existe un alto grado de prevalencia de síntomas autistas en la población con anorexia nerviosa. Por supuesto, la comorbilidad de TEA y anorexia nerviosa estaría asociada con un peor pronóstico. 

Ya hemos comentado en una entrada anterior, que los trastornos alimentarios en TEA no suelen estar relacionados con el aspecto físico. Es frecuente el rechazo a ciertos alimentos, la rumiación (se regurgita el contenido parcialmente digerido del estómago y se vuelve a masticar) o la neofobia (no se admiten alimentos nuevos). De hecho, hay una prevalencia también alta en el TEA del trastorno de evitación-restricción de alimentos. Este trastorno alimentario consiste en la falta de interés por los alimentos, la evitación de ciertos alimentos por sus características, o el temor a a efectos adversos de los alimentos. No está relacionado con el que la persona sea caprichosa con la comida. Por supuesto, este trastorno también conlleva una pérdida de peso, pero los individuos no tienen alterada su imagen corporal, es decir, no se ven más gordos de los en realidad están. En los TEA, pueden aparecer con bastante frecuencia comportamientos ritualizados con los alimentos y otras veces, la no ingestión de una alimento se debe a la hipersensibilidad a texturas, olores y sabores. Como vemos, distinguir el trastorno alimentario que sufre una persona con TEA no es tarea fácil, pero lo que sí apuntan algunos profesionales es a que si existen sospechas de TEA en un niño y aparecen alteraciones alimentarias, habría que hacer pruebas para descartar el TEA. 

En un estudio en el que se entrevistó a chicas con el doble diagnóstico TEA y AN, la aparición de la AN estaba relacionada no tanto con el deseo de perder peso o la imagen corporal, como con la necesidad de control, la falta de flexibilidad o tener que lidiar con las relaciones sociales. Por otro lado, las chicas TEA tienden a enmascarar su autismo, presentando altos niveles de deseabilidad social. Esto les lleva a ser hipersensibles a las demandas de imagen corporal del entorno. Por tanto, la AN puede llevar a enmascarar un TEA en mujeres. 

En cuanto al tratamiento, las personas con doble diagnóstico TEA y AN tiene peor pronóstico, ya que las propias características TEA dificultan el tratamiento: problemas con la hospitalización, establecimiento de pobres relaciones terapéuticas, programas de renutrición que no tienen en cuenta la restricción de algunos alimentos por la hipersensibilidad o los patrones restringidos de la persona, etc. No obstante, existen terapias psicológicas, como la terapia de remediación cognitiva (TRC), que se han mostrado eficaces.  El enlace lleva a un esquema, en el que se muestran las intervenciones que se realizan para modificar los estilos de pensamiento comunes en el TEA. Es una buena primera intervención, antes de intentar otras intervenciones más específicas de la AN. 


García Marco, G. (2020). Trastorno del Espectro Autista en Anorexia Nerviosa: Invisibles frente al espejo. Revista de Psicoterapia, 31(115), 63-76.