Que las situaciones traumáticas en la infancia son uno de los predictores más importantes de la enfermedad mental en la adolescencia es algo que no tiene discusión. Recientemente he leído un artículo publicado este mes de mayo que relaciona la topología de la red cerebral con la resiliencia, que es una palabra que se ha puesto “de moda”, pero que en psicología se define como la capacidad de una persona para superar circunstancias traumáticas. Posiblemente, las situaciones traumáticas modifican el cerebro en desarrollo y, como apuntan los autores del texto, estas experiencias modificarían el desarrollo fronto-límbico y el funcionamiento socioemocional para poder hacer frente a entornos amenazantes. Se cree que las personas resilientes poseen una región hipocampal más grande y una mejor comunicación entre las regiones límbicas y el sistema ejecutivo central. Estos autores encontraron que los adolescentes resilientes tienen menor número de conexiones en la corteza prefrontal dorsolateral, la corteza prefrontal medial, el surco temporal superior, las circunvoluciones temporales inferior y media, la corteza occipital lateral, la corteza pericalcarina y la corteza premotora. Estas regiones están implicadas en el procesamiento y regulación emocional. La reducción en estas conexiones es fruto de la reorganización estructural y funcional que sucede en el número de conexiones durante la adolescencia. Su misión no es otra que un funcionamiento más eficiente del cerebro. Es lo que se conoce como poda sináptica. Se trataría de una maduración adaptativa de la red cerebral en este área. Por supuesto, en el desarrollo de este patrón madurativo resiliente influyen el apoyo social y la existencia de factores protectores cognitivos.
A A continuación, añado un esquema de las zonas que estarían implicadas:
Para saber más:
González-García, N., Buimer, E. E. L., Moreno-López, L., Sallie, S. N., Vasa, F., Lim, S., Romero-Garcia, R., Scheuplein, M., Whitaker, K., Jones, P. B., Dolan, R., consortium, N., Fonagy, P., Goodyer, I., Bullmore, E., & Harmelen, A.-L. van. (2023). Resilient Functioning after Childhood Adversity Is Associated with Altered Structural Brain Network Topology in Adolescence. https://doi.org/10.1101/2023.05.05.538901
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