Hay estudios que muestran que los niños de ambos géneros sufren exclusión social, pero se manifiesta de manera diferente. De hecho, las chicas utilizan patrones aprendidos de comunicación social para enmascarar su dificultades, es decir, que las mujeres serían más conscientes de sus dificultades, siendo capaces de "esconderlas".
Los autores de este estudio utilizaron adolescentes de entre 13 y 19 años del Reino Unido con diagnóstico de TEA. En algunos casos, los chicas presentan otros trastornos o desórdenes afectivos comórbidos. En total, los investigadores consiguieron reclutar a 10 chicas. Encontraron que las adolescentes tenían dificultades en la relaciones de amistad de igual a igual porque no entendían las reglas encubiertas que rigen este tipo de relaciones y, por tanto, no podían acatarlas; así que, cuando rompían estas reglas implícitas, las chicas eran rechazadas y catalogadas como "diferentes". Los obstáculos para entablar amistad hacían que las chicas sintieran incomodidad y malestar. Todas las participantes habían desarrollado métodos para que esta dificultad no fuera detectada por los demás. Sin embargo, el uso de estas estrategias tenía percusiones negativas en el bienestar psicológico de las participantes; de hecho, solían acudir a los servicios de diagnóstico debido a otras psicopatologías. Por otro lado, la soledad, que es una de las características del perfil del espectro autista, según este estudio sería una consecuencia de la falta de habilidades sociales, aunque los medios sociales son muy difíciles de tolerar para estas chicas, debido a su hipersensibilidad sensorial y al rechazo de los compañeros. Esto lleva a las adolescentes a tener que soportar muchos cambios de localización en el instituto hasta encontrar un entorno cómodo.
No obstante, en este estudio podemos apreciar que se han utilizado chicas diagnosticadas con TEA que son de alto funcionamiento, es decir, capaces de detectar sus carencias sociales y de implantar métodos para corregirlas, por lo que no podría extrapolarse a adolescentes con perfiles más bajos de funcionamiento. Este estudio tampoco ha utilizado un grupo de comparación masculino equivalente.
Tierney, S., Burns, J., & Kilbey, E. (2016). Looking behind the mask: Social coping strategies of girls on the autistic spectrum. Research In Autism Spectrum Disorders, 23, 73-83. http://dx.doi.org/10.1016/j.rasd.2015.11.013
interesante...no obstante ello, es lamentable que se hable solo de mujeres TEA, y respecto de las mujeres con sindrome de asperger que no tienen comorbilidades?... NO somos mujeres TEA en este caso
ResponderEliminarEn el artículo, hablan de mujeres TEA de perfil alto, por lo que podríamos incluir a las mujeres Asperger.
EliminarComo sea, ambas creencias caen en la generalización. La teoría de Baron Cohen predispone a asumir que todas las mujeres con autismo tendrán el cerebro "extremo macho" (o al menos, "de macho").
ResponderEliminarQuienes cuestionan esta teoría, por el contrario asumen que todas las mujeres -incluso las autistas- poseen el "cerebro social" que históricamente se atribuye al género femenino.