martes, 29 de diciembre de 2020
El pesimismo defensivo
jueves, 1 de octubre de 2020
El síndrome de Tourette y la impulsividad
Este mes de septiembre se ha publicado en la revista Molecular Psychiatry un artículo relacionado con el síndrome de Tourette y la impulsividad. El síndrome de Tourette es una trastorno que se caracteriza por la presencia de múltiples tics motores y, al menos, un tic vocal. Es un síndrome complejo y el mecanismo de aparición es desconocido. En principio, podría deberse a la desregulación de ciertos circuitos cerebrales de conexión con los ganglios basales y un incremento en la actividad de la dopamina. El cuerpo estriado, que forma parte de los ganglios basales, contiene conexiones inhibitorias que parecen fallar en este síndrome, mientras que la dopamina estaría implicada en la consolidación de los tics. A continuación, os dejo un vídeo para que veáis un poco en que consiste el síndrome y los problemas a los que se enfrentan estas personas en su día a día.
Podría pensarse que la aparición de estos tics está relacionada con la impulsividad. Según este estudio publicado en Molecular Psychiatry, los pacientes con síndrome de Tourette no medicados mostraron mayor impulsividad a la hora de responder a una prueba, dando más respuestas prematuras que los controles, siendo independiente de condiciones comórbidas como el TDAH o el TOC, pero que sí estaba relacionada con la gravedad de los tics. Esta relación entre la impulsividad ante la espera para emitir una respuesta y la gravedad de los tics, vendría determinada por la conexión de la corteza orbito-frontal derecha con el núcleo caudado. Este tipo de impulsividad se ha relacionado con una menor conectividad de la parte posterior de la circunvolución cingulada izquierda con el núcleo caudado derecho, la corteza frontal superior medial derecha, el cerebelo y de la circunvolución frontal media con el cerebelo. La corteza cingulada está relacionada con la memoria de trabajo y con la focalización de la atención. Los pacientes de este estudio que estaban en tratamiento con aripiprazol, que es un antipsicótico, no mostraron diferencias frente a los controles. El aripiprazol actúa estabilizando la actividad de la dopamina que, como ya hemos dicho, está implicada en la consolidación de los tics.
https://www.psicoactiva.com |
Atkinson-Clement, C., Porte, C., de Liege, A. et al. Impulsive prepotent actions and tics in Tourette disorder underpinned by a common neural network. Mol Psychiatry (2020). https://doi.org/10.1038/s41380-020-00890-5
jueves, 17 de septiembre de 2020
Anorexia y autismo (II)
Una parte importante de la población TEA parece presentar también anorexia nerviosa (AN). A su vez, existe un alto grado de prevalencia de síntomas autistas en la población con anorexia nerviosa. Por supuesto, la comorbilidad de TEA y anorexia nerviosa estaría asociada con un peor pronóstico.
Ya hemos comentado en una entrada anterior, que los trastornos alimentarios en TEA no suelen estar relacionados con el aspecto físico. Es frecuente el rechazo a ciertos alimentos, la rumiación (se regurgita el contenido parcialmente digerido del estómago y se vuelve a masticar) o la neofobia (no se admiten alimentos nuevos). De hecho, hay una prevalencia también alta en el TEA del trastorno de evitación-restricción de alimentos. Este trastorno alimentario consiste en la falta de interés por los alimentos, la evitación de ciertos alimentos por sus características, o el temor a a efectos adversos de los alimentos. No está relacionado con el que la persona sea caprichosa con la comida. Por supuesto, este trastorno también conlleva una pérdida de peso, pero los individuos no tienen alterada su imagen corporal, es decir, no se ven más gordos de los en realidad están. En los TEA, pueden aparecer con bastante frecuencia comportamientos ritualizados con los alimentos y otras veces, la no ingestión de una alimento se debe a la hipersensibilidad a texturas, olores y sabores. Como vemos, distinguir el trastorno alimentario que sufre una persona con TEA no es tarea fácil, pero lo que sí apuntan algunos profesionales es a que si existen sospechas de TEA en un niño y aparecen alteraciones alimentarias, habría que hacer pruebas para descartar el TEA.
En un estudio en el que se entrevistó a chicas con el doble diagnóstico TEA y AN, la aparición de la AN estaba relacionada no tanto con el deseo de perder peso o la imagen corporal, como con la necesidad de control, la falta de flexibilidad o tener que lidiar con las relaciones sociales. Por otro lado, las chicas TEA tienden a enmascarar su autismo, presentando altos niveles de deseabilidad social. Esto les lleva a ser hipersensibles a las demandas de imagen corporal del entorno. Por tanto, la AN puede llevar a enmascarar un TEA en mujeres.
En cuanto al tratamiento, las personas con doble diagnóstico TEA y AN tiene peor pronóstico, ya que las propias características TEA dificultan el tratamiento: problemas con la hospitalización, establecimiento de pobres relaciones terapéuticas, programas de renutrición que no tienen en cuenta la restricción de algunos alimentos por la hipersensibilidad o los patrones restringidos de la persona, etc. No obstante, existen terapias psicológicas, como la terapia de remediación cognitiva (TRC), que se han mostrado eficaces. El enlace lleva a un esquema, en el que se muestran las intervenciones que se realizan para modificar los estilos de pensamiento comunes en el TEA. Es una buena primera intervención, antes de intentar otras intervenciones más específicas de la AN.
García Marco, G. (2020). Trastorno del Espectro Autista en Anorexia Nerviosa: Invisibles frente al espejo. Revista de Psicoterapia, 31(115), 63-76.
jueves, 11 de junio de 2020
La dictadura de la empatía
Este planteamiento a mí, personalmente, me parece muy correcto. Creo que es una voz sensata clamando contra lo que yo llamo "la dictadura de la empatía". Como también dice el autor, ser buena persona está más relacionado con una compasión más distante, autocontrol, sentido de la justicia, amabilidad e inteligencia.
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Uno de los mayores defensores de la empatía es Simon Baron-Cohen, uno de los mayores referentes en la investigación sobre el autismo y autor de la Teoría del cerebro masculino, que hemos comentado en otras entradas de este blog. La falta de empatía se relaciona con la tendencia a la violencia y la psicopatía, entre otras cosas, pero las personas autistas pueden carecer de empatía (teóricamente) y se trata de personas con un código moral muy fuerte y muy propensas a ser víctimas de acoso, más que a atacar a los demás. Tener un elevado nivel de empatía no le convierte a uno en buena persona. Ser mala persona estaría más relacionado, como dice Bloom, con la falta de respeto hacia los demás y la incapacidad para controlar los impulsos.
Para más información:
http://campuspress.yale.edu/paulbloom/
http://bostonreview.net/forum/paul-bloom-against-empathy
viernes, 8 de mayo de 2020
La ecpatía o el proceso voluntario de exclusión de sentimientos
- Detección de los sentimientos que provocan las maniobras del otro individuo.
- Percepción de su "otridad" y delimitación con los propios sentimientos.
- Devolución de los sentimientos ajenos a su fuente y liberación de los propios procesos mentales.
http://esfreudidiota.blogspot.com/2010/09/duele-duele-dueleeeeeeeeeeeeee-me.html |
Fuentes
Luis de Rivera (2020). Retrieved 8 May 2020, from https://luisderivera.com/wp-content/uploads/2012/02/ecpatia.pdf
Guerri, M. (2020). ¿Qué es la Ecpatía? Empatía vs Ecpatía. Retrieved 8 May 2020, from https://www.psicoactiva.com/blog/la-ecpatia-empatia-vs-ecpatia/
lunes, 27 de abril de 2020
Problemas psicológicos derivados del confinamiento por COVID-19
https://www.cesurformacion.com/noticias/trastorno-de-ansiedad-por-virginia-orta-y-jaime-lopez/ |
martes, 31 de marzo de 2020
Síntomas neurológicos del COVID 19
En un estudio realizado a 214 pacientes hospitalizados en el Union Hospital of Huazhong University of Science and Technology (Wuhan, Hubei), desde el 16 de enero hasta el 19 de febrero de este año, de los cuáles 44,1% desarrollaron la patología de forma severa, se encontró que eran precisamente estos pacientes severos los que más síntomas asociados con el sistema nervioso reportaron. Los pacientes con síntomas relacionados con el sistema nervioso central (SNC) presentaban menor recuento linfocítico y de plaquetas, lo cual indica inmunosupresión, y mayores niveles de nitrógeno ureico en sangre, respecto a aquellos que no presentaban estos síntomas. Los mayores niveles de nitrógeno ureico podrían indicar daño renal, a mi parecer. No se encontraron estas diferencias entre pacientes no severos con y sin síntomas del SNC. Tampoco se encontraron diferencias significativas entre los pacientes que presentan síntomas relacionados con el sistema nervioso periférico (SNP) en cuanto a estos valores.
Los síntomas relacionados con el SNC más frecuentes fueron mareo y dolor de cabeza, mientras que los relacionados con el SNP fueron la hipogeusia y la hiposmia. La hipogeusia es la sensibilidad reducida para el gusto, es decir, que se perciben menos los sabores, mientras que la hiposmia es una reducción en la capacidad de percibir olores.
Basado en los datos de (Mao et al., 2020) |
El COVID 19 podría entrar en el SNC por vía hematógena o neuronal, igual que ocurre con los virus que producen encefalitis.
Por otro lado, en una carta al editor de Therapeutic Advances in Neurological Disorder publicada el día 28 de marzo, escrita por profesionales de los Departamentos de Neurología y UCI del Hospital de Dalian (Dalian, Liaoning) y del Hospital del Pueblo nº1 de Jining (Jining, Shandong), explican que algunos médicos de las áreas afectadas en China exhibían síntomas neurológicos como síntomas iniciales, tales como dolor de cabeza, languidez, marcha inestable, hemorragia cerebral e infarto cerebral. En un estudio reciente que citan los autores de esta carta, el 36,4% de los pacientes presentaban manifestaciones neurológicas: dolor de cabeza, mareo, problemas cerebrovasculares agudos y alteraciones de conciencia. El 18,7% de los pacientes fueron ingresados en la UCI por problemas neurológicos severos.
Por tanto, se pueden estar pasando por alto casos de COVID 19 que debutan con síntomas neurológicos y no con síntomas respiratorios, con el peligro de contagio que esto conlleva.
BiBLIOGRAFIA
Mao, L., Wang, M., Chen, S., He, Q., Chang, J., & Hong, C. et al. (2020). Neurological Manifestations of Hospitalized Patients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective case series study. doi: 10.1101/2020.02.22.20026500
Wang, H., Li, X., Yan, Z., Sun, X., Han, J., & Zhang, B. (2020). Potential neurological symptoms of COVID-19. Therapeutic Advances In Neurological Disorders, 13, 175628642091783. doi: 10.1177/1756286420917830