En enero de este año, un grupo de
autores perteneciente a la red LACA (Language Abilities in
Children with Autism) ha
publicado un artículo sobre el lenguaje en el autismo donde
se hace un repaso muy completo de este tema.
En el DSM-5 y el ICD-11 los déficits de lenguaje ya no se incluyen
entre los criterios diagnósticos, sin embargo, como se señala en
este artículo, el principal motivo de consulta que lleva a los
padres a buscar una evaluación son los problemas con el inicio de
lenguaje y las habilidades lingüísticas, comparadas con las de
otros niños de su edad. Las habilidades lingüísticas son los
predictores más estables del éxito educativo y social, por lo que
es fundamental a la hora de intervenir con los niños con TEA. Se
distinguirían tres tipos de perfiles de lenguaje:
Estas tres categorías esconden, sin embargo, una gran heterogeneidad
lingüística. El artículo trata de explicar este heterogeneidad en
tres secciones: deterioro pragmático, deterioro estructural del
lenguaje y mínimo lenguaje.
Está
claro que en la mayoría de las personas TEA, la pragmática del
lenguaje está comprometida. Se puede definir la
pragmática
del lenguaje como
la relación entre lenguaje y la situación en la que se produce. Si
bien tener un buena estructura del lenguaje puede ayudar a entender
ciertos significados pragmáticos del lenguaje, muchas dificultades
provienen de los propios rasgos autistas, tales como los problemas en
la coherencia central, el s
eguimiento
estricto de las normas
y los déficits en la Teoría de la Mente (ToM). La
coherencia
central se
refiere a la capacidad de integrar la información de manera que se
tenga una visión general. Las personas con TEA suelen procesar los
detalles pero, a menudo, “se les escapa” el significado global.
La
Teoría de la
Mente
es la habilidad para comprender los propios estados mentales y los de
los demás. La pragmática social incluiría la ironía
,
algunas metonimias, referencias en la conversación y la narrativa.
Muchos son los estudios que han encontrado déficits en la
comprensión de la
ironía
en
TEA. Sin embargo, aunque muchas persona con TEA se atienen a la
interpretación literal, otras podrían intentar resolver el problema
planteado por la ironía mediante sus propias habilidades verbales.
La ToM también es necesaria para la interpretación y uso de
expresiones
referenciales.
Es decir, las personas con TEA tiene dificultades para usar los
pronombres apropiados en un contexto específico, incluyendo los de
primera y segunda persona. El grado de comprensión del oyente
también depende de las características de la gramática del idioma
en que se esté hablando. En cuanto a la
narrativa,
los niños con TEA cuentan las historias de
manera
lineal,
usando cadenas coordinadas de eventos. Hay estudios que han
encontrado que, además de la dificultad en el uso de pronombres,
usan menos referencias al estado mental y menos conjunciones
causales. En la dificultad para contar historias, también estaría
implicados los problemas para integrar la información.
Además
de las dificultades pragmáticas, muchos individuos con TEA tiene
dificultades con los
aspectos
estructurales del lenguaje,
sobre todo con la fonología y la morfosintaxis.
Un
elemento que tradicionalmente se ha descrito como alterado en el TEA
es la
prosodia.
La prosodia incluye la entonación, el ritmo y la velocidad del
habla, entre otros, y transmite información emotiva, lingüística y
dialectal. Los aspectos pragmáticos (transmitir ironía o sarcasmo,
por ejemplo) así como los emocionales de la prosodia son complicados
para las personas con TEA. También hay estudios que indican la
existencia de dificultades en la prosodia en cuanto al procesamiento
de los aspectos estructurales del lenguaje, tanto en la producción
como en la comprensión. Por ejemplo, en la entonación o en
establecer los límites de las frases. En
este artículo, se menciona un estudio de resonancia magnética en
adolescentes con TEA en el que parece que hay una activación más
generalizada de regiones neurales que en los adolescentes
normotípicos. Esto implicaría que los adolescentes con TEA harían
un uso más extenso de áreas ejecutivas del cerebro y, por tanto, el
procesamiento del lenguaje sería menos automático que en los
normotípicos.
En
el caso de las personas con TEA mínimamente verbales, existen
estudios recientes que indican que la respuesta a estímulos visuales
se retrasa y presenta menos amplitud en niños MV, lo que sugeriría
un procesamiento visual alterado, lo cual podría tener un impacto
negativo en la adquisición del lenguaje. Esto parece estar en
consonancia con los hallazgos en la anatomía cerebral que muestran
un menor volumen del plano temporal izquierdo, asociado con el
procesamiento léxico, en personas TEA con alteraciones del lenguaje.
No obstante, se ha comprobado que algunos niños MV son capaces de
retener nuevas palabras, mientras que otros no. También
existen estudios que, aunque limitados, sugieren que los niños MV
son capaces de desarrollar reglas morfosintácticas.
Para
saber más:
Schaeffer,
J., Abd El-Raziq, M., Castroviejo, E., Durrleman, S., Ferré, S.,
Grama, I., Hendriks, P., Kissine, M., Manenti, M., Marinis, T., Meir,
N., Novogrodsky, R., Perovic, A., Panzeri, F., Silleresi, S.,
Sukenik, N., Vicente, A., Zebib, R., Prévost, P., & Tuller, L.
(2023). Language in autism: Domains, profiles and co-occurring
conditions. Journal
of Neural Transmission,
130(3),
433–457. https://doi.org/10.1007/s00702-023-02592-y