viernes, 24 de marzo de 2023

El lenguaje en el TEA

En enero de este año, un grupo de autores perteneciente a la red LACA (Language Abilities in Children with Autism) ha publicado un artículo sobre el lenguaje en el autismo donde se hace un repaso muy completo de este tema.

En el DSM-5 y el ICD-11 los déficits de lenguaje ya no se incluyen entre los criterios diagnósticos, sin embargo, como se señala en este artículo, el principal motivo de consulta que lleva a los padres a buscar una evaluación son los problemas con el inicio de lenguaje y las habilidades lingüísticas, comparadas con las de otros niños de su edad. Las habilidades lingüísticas son los predictores más estables del éxito educativo y social, por lo que es fundamental a la hora de intervenir con los niños con TEA. Se distinguirían tres tipos de perfiles de lenguaje:
Estas tres categorías esconden, sin embargo, una gran heterogeneidad lingüística. El artículo trata de explicar este heterogeneidad en tres secciones: deterioro pragmático, deterioro estructural del lenguaje y mínimo lenguaje.

Está claro que en la mayoría de las personas TEA, la pragmática del lenguaje está comprometida. Se puede definir la pragmática del lenguaje como la relación entre lenguaje y la situación en la que se produce. Si bien tener un buena estructura del lenguaje puede ayudar a entender ciertos significados pragmáticos del lenguaje, muchas dificultades provienen de los propios rasgos autistas, tales como los problemas en la coherencia central, el seguimiento estricto de las normas y los déficits en la Teoría de la Mente (ToM). La coherencia central se refiere a la capacidad de integrar la información de manera que se tenga una visión general. Las personas con TEA suelen procesar los detalles pero, a menudo, “se les escapa” el significado global. La Teoría de la Mente es la habilidad para comprender los propios estados mentales y los de los demás. La pragmática social incluiría la ironía, algunas metonimias, referencias en la conversación y la narrativa. Muchos son los estudios que han encontrado déficits en la comprensión de la ironía en TEA. Sin embargo, aunque muchas persona con TEA se atienen a la interpretación literal, otras podrían intentar resolver el problema planteado por la ironía mediante sus propias habilidades verbales. La ToM también es necesaria para la interpretación y uso de expresiones referenciales. Es decir, las personas con TEA tiene dificultades para usar los pronombres apropiados en un contexto específico, incluyendo los de primera y segunda persona. El grado de comprensión del oyente también depende de las características de la gramática del idioma en que se esté hablando. En cuanto a la narrativa, los niños con TEA cuentan las historias de manera lineal, usando cadenas coordinadas de eventos. Hay estudios que han encontrado que, además de la dificultad en el uso de pronombres, usan menos referencias al estado mental y menos conjunciones causales. En la dificultad para contar historias, también estaría implicados los problemas para integrar la información.


Además de las dificultades pragmáticas, muchos individuos con TEA tiene dificultades con los aspectos estructurales del lenguaje, sobre todo con la fonología y la morfosintaxis. Un elemento que tradicionalmente se ha descrito como alterado en el TEA es la prosodia. La prosodia incluye la entonación, el ritmo y la velocidad del habla, entre otros, y transmite información emotiva, lingüística y dialectal. Los aspectos pragmáticos (transmitir ironía o sarcasmo, por ejemplo) así como los emocionales de la prosodia son complicados para las personas con TEA. También hay estudios que indican la existencia de dificultades en la prosodia en cuanto al procesamiento de los aspectos estructurales del lenguaje, tanto en la producción como en la comprensión. Por ejemplo, en la entonación o en establecer los límites de las frases. En este artículo, se menciona un estudio de resonancia magnética en adolescentes con TEA en el que parece que hay una activación más generalizada de regiones neurales que en los adolescentes normotípicos. Esto implicaría que los adolescentes con TEA harían un uso más extenso de áreas ejecutivas del cerebro y, por tanto, el procesamiento del lenguaje sería menos automático que en los normotípicos. En el caso de las personas con TEA mínimamente verbales, existen estudios recientes que indican que la respuesta a estímulos visuales se retrasa y presenta menos amplitud en niños MV, lo que sugeriría un procesamiento visual alterado, lo cual podría tener un impacto negativo en la adquisición del lenguaje. Esto parece estar en consonancia con los hallazgos en la anatomía cerebral que muestran un menor volumen del plano temporal izquierdo, asociado con el procesamiento léxico, en personas TEA con alteraciones del lenguaje. No obstante, se ha comprobado que algunos niños MV son capaces de retener nuevas palabras, mientras que otros no. También existen estudios que, aunque limitados, sugieren que los niños MV son capaces de desarrollar reglas morfosintácticas.

Para saber más:

Schaeffer, J., Abd El-Raziq, M., Castroviejo, E., Durrleman, S., Ferré, S., Grama, I., Hendriks, P., Kissine, M., Manenti, M., Marinis, T., Meir, N., Novogrodsky, R., Perovic, A., Panzeri, F., Silleresi, S., Sukenik, N., Vicente, A., Zebib, R., Prévost, P., & Tuller, L. (2023). Language in autism: Domains, profiles and co-occurring conditions. Journal of Neural Transmission, 130(3), 433–457. https://doi.org/10.1007/s00702-023-02592-y


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