Los individuos con ST reportan un rico conjunto de síntomas sensoriales y cognitivos, incluyendo características canónicas, como los tics, que poseen su propia variabilidad fenomenológica única. De hecho, los tics son un conjunto único y polifacético de conductas que pueden variar desde movimientos simples, similares a reflejos (p. ej., parpadear) hasta secuencias de acción complejas, compuestas y aparentemente dirigidas a un objetivo que incluyen varios grupos de músculos (p. ej., tocar, olfatear o saltar sobre un objeto). De manera más general, han sido descritos como “repetitivos, modelados y fuera de lugar en el contexto y el tiempo”. A menudo, los individuos informan que los tics son “involuntarios” o no completamente voluntarios. En una gran parte de los casos, la generación de los tics está precedida por fenómenos sensoriales llamados sensaciones premonitorias (es decir, impulsos que preceden a los tics), que son notablemente “incómodos” y requieren alivio mediante la acción, es decir, a través de los tic. Además, se dice que el despliegue del control inhibidor de los tics es un proceso que requiere “esfuerzo”. Algunas estimaciones sugieren que hasta el 40% de los tics, sin embargo, ocurren en ausencia de sensaciones premonitorias.
Se cree que la expresión de los tics está impulsada por muchos factores, incluida información ambientalmente destacada (p. ej., desencadenantes socioemocionales), sugestionabilidad, excitación psicológica y estado autónomo. Las personas con Síndrome de Tourette (ST) perciben estados de ansiedad o estrés con valencia negativa, que intensifica sus tics; en muchos casos, esto coexiste con sensaciones premonitorias aún más fuertes e incómodas. En muchos casos, las personas con ST participan en estrategias de afrontamiento y manejo de tics por iniciativa propia. Éstas incluyen la llamada supresión de tics, una capacidad que permite a las personas con ST inhibir sus tics mediante un control inhibidor endógeno. De hecho, la inhibición voluntaria (es decir, intencional) parece estar intacta en el ST, mientras que hay evidencia de una asimetría en la inhibición automática (es decir, reactiva).
Los estudios empíricos han sugerido la presencia de "estados cerebrales propensos a tics" en el ST, que predisponen al individuo a ciertos comportamientos habituales y facilitan la expresión de tics. Podemos resaltar el papel de las interacciones entre los ganglios basales, el área premotora suplementaria (preSMA) y las regiones afectivas y motivacionales de la ínsula en la generación del comportamiento de tics y su expresión.