martes, 4 de agosto de 2015

Ácido lisofosfatídico: implicación en trastornos psiquiátricos y del desarrollo

Hace unos día leí una reseña en neurología.com sobre la posibilidad de haber encontrando un nexo entre los síndromes metabólicos y las disfunciones en el sistema nervioso. Entonces, me fui al artículo original. Se trata de una investigación realizada por el grupo de Neurodegeneración y Neuroreparación (GRUNEDERE) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz en el que ha colaborado el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIBERNED) de la Universidad de Valencia. Este nexo vendría dado por el ácido lisofosfatídico (LPA).

El LPA es un derivado lipídico. Los lipidos son moléculas insolubles en agua, pero sí se disuelven en disolventes orgánicos. Es decir, que son un tipo de grasa, coloquialmente hablando. La función más conocida de los lípidos para el público general es como reserva de energía (triglicéridos), pero tienen otras funciones: los lípidos forman parte de las membranas de las células, ayudan a la solubilización de otras grasas (ácidos lipofílicos), pero también son moléculas biológicamentes activas que realizan multitud de funciones. El LPA, en concreto, es un fosfolípido implicado en muchos procesos celulares mediados por proteínas G. Existe una vía de señalización en el cerebro mediada por el LPA en el cerebro en desarrollo, y es esencial para el desarrollo normal de la función cerebral. Se ha visto implicado en la proliferación y diferenciación celular, supervivencia celular, sinapsis, neurotransmisión y en el balance neuroquímico, sobre todo del hipocampo.

La vía de señalización mediada por el receptor LPA1 podría estar implicada en el desarrollo de la esquizofrenia, ya que se ha visto que esta vía está implicada en el desarrollo del sistema nervioso central y de la mielinización en la fase postnatal; y también podría estar relacionada con la aparición de otros trastornos psiquiátricos, pues la no existencia de este receptor altera la neurotransmisión mediada por serotonina. Se ha relacionado también con el autismo y la bipolaridad tipo I. Por otro lado, esta vía está implicada en los efectos del estrés crónico sobre la memoria espacial.

Este nuevo estudio nos muestra como los fosfolípidos bioactivos de la membrana están implicados en la fortaleza de la conexión sináptica y regulan la inhibición sináptica. He aquí una ilustración del artículo original dónde se explica cómo podría funcionar este sistema.

Fig. 10 del artículo.  Mecanismo por el cual los fosfolípidos bioactivos regulan la fortaleza sináptica.

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