Como
siempre, sólo se trata de un resumen personal de la Jornada,
celebrada ayer en Leganés, en el CC Las Dehesillas, organizada por la
Concejalía de Servicios Sociales, Centro de Estudios de Violencia
Familiar del Ayuntamiento de Leganés.
PRESENTACIÓN.
Es
la violencia que surge dentro del ámbito familiar: hacia los
menores, hacia el mayor, ascendente, entre cónyuges, etc.
Centro
de estudios de violencia familiar en Leganés. Programa pionero.
Intervención con el agresor, que es la parte activa generadora de
violencia. Rehabilitación psicosocial del agresor. También,
prevención, estudios y asesoramiento y, por supuesto, apoyo a las
víctimas. Puede ser derivada cualquier persona mayor de 14 de años,
que viva en la zona sur de Madrid, libre de trastornos psiquiátricos
y efectos de drogas. Puede ser derivada desde cualquier recurso.
Se
está produciendo un aumento importante de casos. El perfil del
agresor es hombre, de entre 21 y 60 años, aunque cada vez se da
antes y con más virulencia.
Violencia
intrafamiliar desde la perspectiva del agresor. Victoria Lacalle
Díaz. Coordinadora del CEVF.
Se
dirige siempre a los miembros más vulnerables de la familia. Existen
importantes resistencias al cambio en los agresores: temen perder el
poder, no tienen claro que quieran cambiar, tienen mucha dificultad
para resolver las disonancias entre sus creencias previas y la nueva
situación, y tampoco creen que puedan cambiar.
Fases:
precontemplación (crear conflicto interno), contemplación,
preparación, acción, mantenimiento y recaida.
La
evaluación del riesgo es la valoración de la aparición de conducta
violenta futura. El mejor predictor es la violencia pasada.
Importancia
de la violencia ascendente. Siempre se ha relacionado con patologías
psiquiátricas. Se dirige en espacios íntimos. Los agresores
presentan falta de empatía, ausencia de culpa y sensación de que el
fin justifica los medios. Las personas son como objetos a los que
intenta manipular.
Hay
un 60% de los casos que resulta ser una repetición de la violencia
entre cónyuges. Las madres sufren más la violencia que los padres,
debido al modelo de masculinidad: violencia ascendente de género.
Los menores aprenden el desequilibrio de poder, ligado a la
violencia. Pierden el sentimiento de invulnerabilidad. Tienen más
problemas sociales y problemas clínicos de conducta, presentan
déficits en el procesamiento de la información social. El padre
suele ser una figura ausente y sólo se hace presente para manipular.
Hay chicas que en la familia pasan a coger el rol de agresor, pero en
nuevas relaciones, se convierten en víctimas.
En
el CEVF, desde el principio, se les impone que la violencia familiar
no es aceptable. La colaboración de las familias es imprescindible.
Hay que darles también pautas en caso de urgencia. Hay que
concienciar a padres y madres sobre los derechos de los padres.
Existe una sensación de fracaso y vergüenza en los padres, por lo
que se trata de aparentar que todo va bien, por lo que tienden a
aislarse.
Cuando
peligra la integridad de la persona, el hecho de denunciar es más
productivo que dejar que la violencia siga aumentando.
El
CEVF ha tratado algunos casos de violencia hacia discapacitados y
también casos donde el discapacitado era agresor.
Intervención
con menores agresores de abuso sexual infantil. Fernando Muñoz
Borbona. CIASI.
Se
trata de que las agresores no entiendan como normal el abuso sexual.
El perfil es varón, de entre 12 y 18 años. Tienen déficit en
habilidades sociales, lo que no les permite relacionarse con iguales,
pasando a relacionarse con niños más pequeños, lo que da lugar a
la situación de abuso. Tienen déficit en el control de impulsos y
resolución de conflictos.
En
primer lugar, se realiza una entrevista a progenitores y tutores,
para intentar conocer la eclosión del conficto y la actuación de
los padres tras el conflicto. Muchas veces, el abuso es
intrafamiliar, en la familia extensa, pocas veces en la familia
nuclear (casos de menores que han vivido apartados de la familia). En
la entrevista, ya se dan ciertas pautas.
Posteriormente,
hay que crear un vínculo terapéutico. Hay que darles confianza y
evitar juzgarles por el abuso. La intervención se hace
exclusivamente con el menor, aunque exista un apoyo a la familia.
Tenemos
que conocer las motivaciones para el abuso: deseo sexual no
controlado, preferencia sexual hacia menores (que es la más difícil
de tratar) o curiosidad sexual mal dirigida. También pueden tratar
de hacer daño a los padres, abusando del hermano.
Valoración
del abuso. ASI compatible: admisión o negación del abuso. ASI no
compatible: reconocer si ha ocurrido o no, o que se trate de un juego
sexual.
Se
establecen los objetivos específicos:
-
Eliminación de uso de excusas o justificaciones.
-
Reconocimento de situaciones de riesgo.
-
Afrontar situaciones de riesgo.
-
Ampliar la capacidad de empatía hacia las víctimas.
-
Modificar las distorsiones cognitivas.
Tratamiento:
-
Fomentar una excitación sexual adecuada.
-
Mejorar la autoestima y la capacidad de resolución de conflictos.
-
Construir valores internos adecuados.
-
Desarrollar habilidades sociales.
-
Prevenir nuevos episodios.
Seguimiento.
Se va valorando la situación del menor.
Programa
de reinserción residencial con menores infractores. Javier Urra.
Programa Recurra. Ginso.
Centro
para tratar la violencia ascendente. El grupo ejerce una importante
función terapéutica. El centro trata de ser un paso anterior al
odio que el menor desarrolla hacia los padres que le han denunciado.
En la residencia se trata a jóvenes de 12 a 18 años.
También
se tratan casos de forma ambulatoria. Se tratan niños de 8 a 18
años.
La
familia completa tiene un conflicto, no sólo el menor. El foco no se
pone en ellos, sino que también se trabaja con las familias. El
tratamiento es completamente privado. También se está empezando a
trabajar con los hermanos.
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