miércoles, 25 de junio de 2014

JORNADA DE PREVENCIÓN Y SENSIBILIZACIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.

Como siempre, sólo se trata de un resumen personal de la Jornada, celebrada ayer en Leganés, en el CC Las Dehesillas, organizada por la Concejalía de Servicios Sociales, Centro de Estudios de Violencia Familiar del Ayuntamiento de Leganés.

PRESENTACIÓN.

Es la violencia que surge dentro del ámbito familiar: hacia los menores, hacia el mayor, ascendente, entre cónyuges, etc.

Centro de estudios de violencia familiar en Leganés. Programa pionero. Intervención con el agresor, que es la parte activa generadora de violencia. Rehabilitación psicosocial del agresor. También, prevención, estudios y asesoramiento y, por supuesto, apoyo a las víctimas. Puede ser derivada cualquier persona mayor de 14 de años, que viva en la zona sur de Madrid, libre de trastornos psiquiátricos y efectos de drogas. Puede ser derivada desde cualquier recurso.

Se está produciendo un aumento importante de casos. El perfil del agresor es hombre, de entre 21 y 60 años, aunque cada vez se da antes y con más virulencia.

Violencia intrafamiliar desde la perspectiva del agresor. Victoria Lacalle Díaz. Coordinadora del CEVF.


Se dirige siempre a los miembros más vulnerables de la familia. Existen importantes resistencias al cambio en los agresores: temen perder el poder, no tienen claro que quieran cambiar, tienen mucha dificultad para resolver las disonancias entre sus creencias previas y la nueva situación, y tampoco creen que puedan cambiar.

Fases: precontemplación (crear conflicto interno), contemplación, preparación, acción, mantenimiento y recaida.

La evaluación del riesgo es la valoración de la aparición de conducta violenta futura. El mejor predictor es la violencia pasada.

Importancia de la violencia ascendente. Siempre se ha relacionado con patologías psiquiátricas. Se dirige en espacios íntimos. Los agresores presentan falta de empatía, ausencia de culpa y sensación de que el fin justifica los medios. Las personas son como objetos a los que intenta manipular.

Hay un 60% de los casos que resulta ser una repetición de la violencia entre cónyuges. Las madres sufren más la violencia que los padres, debido al modelo de masculinidad: violencia ascendente de género. Los menores aprenden el desequilibrio de poder, ligado a la violencia. Pierden el sentimiento de invulnerabilidad. Tienen más problemas sociales y problemas clínicos de conducta, presentan déficits en el procesamiento de la información social. El padre suele ser una figura ausente y sólo se hace presente para manipular. Hay chicas que en la familia pasan a coger el rol de agresor, pero en nuevas relaciones, se convierten en víctimas.

En el CEVF, desde el principio, se les impone que la violencia familiar no es aceptable. La colaboración de las familias es imprescindible. Hay que darles también pautas en caso de urgencia. Hay que concienciar a padres y madres sobre los derechos de los padres. Existe una sensación de fracaso y vergüenza en los padres, por lo que se trata de aparentar que todo va bien, por lo que tienden a aislarse.

Cuando peligra la integridad de la persona, el hecho de denunciar es más productivo que dejar que la violencia siga aumentando.

El CEVF ha tratado algunos casos de violencia hacia discapacitados y también casos donde el discapacitado era agresor.

Intervención con menores agresores de abuso sexual infantil. Fernando Muñoz Borbona. CIASI.

Se trata de que las agresores no entiendan como normal el abuso sexual. El perfil es varón, de entre 12 y 18 años. Tienen déficit en habilidades sociales, lo que no les permite relacionarse con iguales, pasando a relacionarse con niños más pequeños, lo que da lugar a la situación de abuso. Tienen déficit en el control de impulsos y resolución de conflictos.

En primer lugar, se realiza una entrevista a progenitores y tutores, para intentar conocer la eclosión del conficto y la actuación de los padres tras el conflicto. Muchas veces, el abuso es intrafamiliar, en la familia extensa, pocas veces en la familia nuclear (casos de menores que han vivido apartados de la familia). En la entrevista, ya se dan ciertas pautas.

Posteriormente, hay que crear un vínculo terapéutico. Hay que darles confianza y evitar juzgarles por el abuso. La intervención se hace exclusivamente con el menor, aunque exista un apoyo a la familia.

Tenemos que conocer las motivaciones para el abuso: deseo sexual no controlado, preferencia sexual hacia menores (que es la más difícil de tratar) o curiosidad sexual mal dirigida. También pueden tratar de hacer daño a los padres, abusando del hermano.

Valoración del abuso. ASI compatible: admisión o negación del abuso. ASI no compatible: reconocer si ha ocurrido o no, o que se trate de un juego sexual.

Se establecen los objetivos específicos:

- Eliminación de uso de excusas o justificaciones.
- Reconocimento de situaciones de riesgo.
- Afrontar situaciones de riesgo.
- Ampliar la capacidad de empatía hacia las víctimas.
- Modificar las distorsiones cognitivas.

Tratamiento:

- Fomentar una excitación sexual adecuada.
- Mejorar la autoestima y la capacidad de resolución de conflictos.
- Construir valores internos adecuados.
- Desarrollar habilidades sociales.
- Prevenir nuevos episodios.

Seguimiento. Se va valorando la situación del menor.


Programa de reinserción residencial con menores infractores. Javier Urra. Programa Recurra. Ginso.

Centro para tratar la violencia ascendente. El grupo ejerce una importante función terapéutica. El centro trata de ser un paso anterior al odio que el menor desarrolla hacia los padres que le han denunciado. En la residencia se trata a jóvenes de 12 a 18 años.

También se tratan casos de forma ambulatoria. Se tratan niños de 8 a 18 años.

La familia completa tiene un conflicto, no sólo el menor. El foco no se pone en ellos, sino que también se trabaja con las familias. El tratamiento es completamente privado. También se está empezando a trabajar con los hermanos.


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